Balaguercito digital

Quien lo vio en el carrito Volkswagen tipo "cepillo" o "escarabajo". Quien conversó con él en su oficinita del envejecido Edificio Diez de la calle El Conde, en el mero centro comercial de la ciudad primada de América. Quien lo leyó en la Revista Política o en el periódico "Vanguardia del Pueblo". Quien lo escuchó hablar de James Petras como "su profesor" y lo oyó en su condición de candidato a la Vicepresidencia de la República acompañando a Juan Bosch en 1994...

Confieso que sentía simpatía por él, aunque ésta comenzó a estropearse cuando a raíz del fraude de 1994 contra Peña Gómez le planteé la necesidad de tumbar a Balaguer a través de una huelga general indefinida y establecer un gobierno provisional con el apoyo de todas las fuerzas democráticas, liberales, revolucionarias y progresistas.

Entonces expresó un gran temor frente a la posibilidad de que las masas tomaran las calles y ante la seguridad de que los EEUU se opusieran a esa determinación. Me habló de la conveniencia de dejar a Balaguer y al Congreso anterior con mayoría del PLD. El PLD había descendido enormemente en comparación con el auge que tuvo en 1990 y Balaguer había perdido sin discusión alguna.


Entonces‑ y recuerdo habérselo dicho a mi familia, en presencia de mi madre‑ pensé de Leonel que era un blandengue y que de él no debíamos esperar cosas buenas.

Pero todavía, sin embargo, era difícil para mí llegar a la conclusión de que más allá de sus finos modales y su apariencia bonachona, había un "balaguercito" en su alma y estaba presente en su corazón su pretensión de "déspota ilustrado", aspirante eterno al poder desde el poder.


Esto comenzó a revelarse en su primer período y recuerdo haber escrito sobre la relación vampiresca entre ambos personajes y la transfusión de sangre del viejo al novato.

Y no sólo, sino además, incorporando también a su espíritu politizado la impronta de la globalización neoliberal, la aceptación de la recolonización y las nuevas modalidades de la publicidad y los discursos capaces de reemplazar la realidad con el mayor grado de fantasía espacial.

Una copia cibernética, de Joaquín Balaguer. Un cloncito neoliberalizado del heredero de Trujillo.


Las versiones digitales de los viejos déspotas ilustrados, sus clones posmodernos, son sinuosos, hipócritas, aéreos. Se desconectan de la realidad y ofenden por decentes que se propongan ser. Hablan de un país irreal. Irritan.

Es la consecuencia de sobreponer la imagen y el discurso publicitario a la cotidianidad. Es el caso del presidente de Colombia, Alvaro Uribe. Y es lo que pasa a Leonel, después de haber pronunciado su reciente discurso espacial en el mercado político que responde al nombre de Congreso Nacional.


Porque el pueblo llano aprecia que esta versión digital de Balaguer está provocando ‑y va a provocar en mayor dimensión en los próximos meses‑ efectos terribles en nuestra sociedad, ahora montado el personaje en el caballo alado de la reelección y poseído de que "no hay otro como él".

Observemos en que se está convirtiendo el Despacho de la Primera Dama. Valoremos como el Metro se esta tragando el país, convertido en una inmensa alcancía de la re‑postulación. Miremos al desmoche de los danilistas (opositores a la reelección) civiles y militares. Ponderemos el significado de excluir a todos los reeleccionistas de las consecuencias judiciales de los escándalos de corrupción y el sentido de aproximación de Leonel a Hipólito Mejía.


Analicemos los efectos del TLC en ejecución y la proclividad de Leonel a empeñar la soberanía militar y a competir en entreguismo con los opositores inmersos en la perversidad política.

Hay políticos ambiciosos que por austeros y realistas saben medir donde está la raya y hasta donde sus pasos pueden hacer estallar o deteriorar dramáticamente la sociedad. Pero los que se asemejan a los empobrecedores que dicen estar superando la pobreza y a los que hablan de austeridad auspiciando al derroche, tienden a hundir el país que gobiernan.


¿Y hasta dónde ‑me pregunto‑ no es legítimo que una sociedad amenazada así demande la renuncia de un gobernante capaz de hundir la nación con tal de quedarse ahí a cómo de lugar?

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