¿A Dios rezando y con el mazo dando? O cuando la memoria falla.

Por: Juan Daniel Martínez Soto

¿A Dios rezando y con el mazo dando? O cuando la memoria falla.

18 de febrero de 2016

Juan Daniel Martinez
Me sorprendí al escuchar a Manuel Báez llamar al Senador Carlos Castillo:  “Charlatán y sicario” . Me sorprendí no por ser ingenuo, sino porque tener  memoria selectiva, especialmente, teñida de ingratitud, no es de buena gente. Entre bendiciones y lecturas de Salmos aparecen tan desatinadas apreciaciones, más viscerales que objetivas.   El “charlatán” es quien le abrió la puerta para su puesto en INAPA y el “sicario”, que sepamos, no ha asesinado a nadie o si? ¿Proyecta tal vez Manuel Báez? ¿Será que ve en el otro lo que su espejo le devuelve? Solo es una inquietud que emana de sus dichos al aire. No acuso, simplemente, pregunto.

Según sé, Manuel Báez trabajó por mucho tiempo con el senador Carlos Castillo quien lo presentó con el ministro de INAPA quien, a su vez, lo nombró gerente provincial.  ¿Quién conocía a Manuel Báez antes de ser relacionador público de la campaña del senador al que considera poco menos que un delincuente?

Ingratitud y difamación serían los términos adecuados para describir las palabras del emisor al que nos referimos. . La ingratitud es cáncer que corroe al ingrato y  la difamación atenta contra el buen nombre, la honra y la fama de un  otro con intención de destruirlo ante los otros. Cuando la ingratitud y la difamación se alían se convierten en una fuerza nociva y nefasta cuyos efectos es difícil detener. Cuando ambas tienen por dueño a un mismo ser estamos ante alguien  sin límites, sin control, sin capacidad de análisis objetivo, puro pulsión y destrucción.  

Como siempre, me pregunto y les pregunto ¿Cuál habrá sido el pecado capital de Carlos Castillo para desatar semejante ira en Manuel Báez y quienes lo acompañan? ¿Qué habrá pasado entre ellos?

Sea lo que fuera que haya sucedido no es de hombre proferir insultos cual señora de barrio porque  una cosa es discutir ideas y otra muy distinta utilizar  argumentos ad honimen para desacreditar. Utilizan este recurso discursivo aquellos que al no tener fundamentos sólidos recurren a argucias efectistas. Argucias sustentadas en sentimientos o costumbres acomodaticias. ¿Podría ser el caso? Podría, sí.

Considero que no se debería llevar la pasión política  a la esfera personal, máxime cuando se es un periodista, supuestamente, con viso de objetividad. 
Las agresiones verbales y públicas preferidas en un programa de radio podrían ser objeto de demanda por parte del agredido, explícitamente nombrado: senador Carlos Castillo?
¿Es posible justificar la ingratitud y la difamación? No sería  profesional y  ético que el señor Manuel Báez acercara las pruebas de su denuncia? No dijo cualquier cosa, no señor, no.
Esparció plumas al viento, ensució el nombre de un candidato, por demás legislador de la República  emitió su sentencia sin juicio….habló, habló, habló y bendijo, siempre lo hace.¿ Quién es el charlatán? Sería bueno saberlo.