Monseñor ROMERO, entre farsantes y Profetas


Monseñor Romero, tu voz de Profeta, libre como el viento, no se compara con la voz de los farsantes defensores de gobiernos y poderes.

El 24 de marzo de 1980 fue asesinado de un balazo en el corazón Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Este año, la conmemoración del 29 aniversario se hará cuando el pueblo salvadoreño ha elegido al candidato del frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Mauricio Funes, Presidente de El Salvador. Mauricio Funes, después de haber sido electo ha declarado: " Gobernaré como Monseñor Romero quería que los hombres de su tiempo gobernaran."

Si algo podemos afirmar de la Iglesia de arriba es que ésta camina entre farsantes y Profetas. En los tiempos del Nazareno, según se puede leer en los Evangelios. Caifás, el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras se fabricó la acusación contra Jesús para incitar a las masas que respondieron clamando por la pena de muerte. El farsante, desde su poder y envestidura religiosa, colaboró así con la condena al Profeta para mantener el status quo y el dominio del imperio Romano que de manera miserable empobrecían, oprimían y explotaban a la población.

La historia, aunque no se repite, da vuelta en forma de espiral y nos permiten comparar y recordar hechos y acontecimientos actuales con los de otras épocas. “El pueblo es mi Profeta”, decía Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la Eucaristía … “Que este cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los hombres, nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo . …” (Homilía del 24 de marzo de 1980, VIII p. 384).

Para la época, las luchas tumultuosas de la población se multiplicaban por todo El Salvador, el Ejercito Salvadoreño cumplía con su labor de masacrar a la población -organizada o no- con la ayuda de las 14 familias de la oligarquía salvadoreña y el invaluable respaldo del gobierno de los Estados Unidos.

“El grito de liberación de nuestro pueblo es un clamor que sube hasta Dios y que ya nada ni nadie lo puede detener.” decía Monseñor Romero tomando partido por el pueblo que el había dicho era su Profeta. Para los Profetas (Romero-Pueblo) “…el conflicto no es entre la Iglesia y el gobierno. Es entre el gobierno y pueblo. La Iglesia está con el pueblo y el pueblo está con la Iglesia , ¡gracias a Dios!” (21 de enero de 1979). Para los farsantes religiosos de la época, que se extienden hasta nuestros días, Monseñor Romero era un radical que había que eliminar. Para los farsantes, de ayer y de hoy, los poderes -económicos y políticos- son amigos a defender sin importar la destrucción que estos causan en la población.

Como vivo en Panamá, no puedo dejar de preguntarme, pensando en mi país, ¿cómo quieren los obispos de Panamá que se gobierne? Todavía la sospechosa comisión nombrada por el sospechoso Presidente de la República , quien encargó al sospechoso Ministro de Gobierno para investigar la actuación del sospechoso Servicio de Protección Institucional (SPI) en el caso del acusado y detenido en Colombia, David Murcia Guzmán (DMG) no ha dado su fallo, cuando ya, José Luís Lacunza, Presidente de la Conferencia Episcopal Panameña ha levantado su voz para exonerar de culpa al SPI y al Estado panameño: “Creo que el escándalo habrá que atribuirlo a las personas que actuaron por su cuenta. No fue una protección dada por el Estado, sino que de alguna manera el señor Murcia con alguien, no el Estado directamente, no los responsables del SPI, sino algunos funcionarios del SPI, asumieron por su cuenta y riesgo” La Estrella de Panamá (en portada) 22 de marzo de 2009.

¿Por qué no lo nombran fiscal de droga y procurador Plenipotenciario de la República de Panamá para que, con su envestidura y aureola de santidad, dirima, sin necesidad de investigación, ni comisiones, los sopotocientos insolubles casos de corrupción que atragantan a las instituciones del Estado panameño?

Monseñor Romero, tu voz de Profeta, libre como el viento, no se compara con la voz de los farsantes defensores de gobiernos y poderes. Para ti Monseñor, como vos mismo dijiste “el pueblo es tu Profeta” . Otra es la historia de los farsantes, acomodados y acostumbrados a la defensa de gobiernos con todas sus mentiras y todas sus miserias. Monseñor Romero, renunciaste a ti mismo, lleno de humildad, sigues inspirando fuerza y llegando hasta nosotros. ¡Monseñor ROMERO VIVE!