Noel los encueró

Noel, la tormenta tropical, es mucho menos responsable del desastre que el neoliberalismo y que Leonel.

Es mucho menos responsable que toda la partidocracia tradicional, que ha administrado el capitalismo dependiente dominicano desde hace algo más de dos décadas signadas por el auge de la corrupción y por la destructiva impronta neoliberal.

Noel precipitó con bríos sus aguas y sus vientos sobre la deuda social acumulada de este país y de esta isla. Sobre un pueblo sistemáticamente empobrecido. Sobre una naturaleza depredada, vilmente saqueada, adulterada, contaminada…

Sobre barriadas y caseríos forzados a existir en zonas de alto riesgos: en lecho de ríos asesinados, a la orilla de otros aparentemente disminuidos, al pie de colinas quebradizas, al borde de barrancas frágiles, en laderas deforestadas, en hondonadas inundables, en colinas peligrosas…

Se precipitó sobre pueblo pobre forzados vivir en casas de cartón, en ranchos endebles, en edificaciones altamente vulnerables…rodeados de todas las miserias y precariedades.

Noel cayó sobre un país con un Estado vaciado de su papel social, de su función pública. Un Estado desarticulado, reducido y privatizado a lo neoliberal.

Noel cayó sobre un país con un gobierno envilecido, pervertido, administrado y usado para beneficio de una partidocracia mafiosa e insensible y una oligarquía capitalista voraz.

Noel cayó sobre un país con una clase dominante-gobernante dedicada fundamentalmente a elevar lo privado sobre lo público, a endiosar el mercado, a apropiarse de los servicios sociales, a convertir todo en mercancía y negocio.

Y llegó quinientos quince años después de los estragos ejecutados por conquistadores, colonizadores, depredadores, saqueadores, re-colonizadores, latifundistas, oligarcas, banqueros, granceros, hoteleros, consorcios mineros y aserradores.

Alcanzó el territorio nacional después del asesinato de más de 400 ríos y riachuelos, y de la mayor parte de la superficie boscosa de la isla.

Llegó después de 24 años de neoliberalismo, esto es, de esa modalidad de capitalismo que fragmenta y disgrega las redes sociales de solidaridad y movilización del pueblo.

Que avanza mediante la privatización, mediante la apropiación privada de las riquezas colectivas y bienes públicos (empresas, tierras, fondos de pensiones, bosques, minerales, fuentes de agua, servicios de salud y educación…)

Que se implantó empequeñeciendo al Estado en todo lo social, en todo lo relativo al interés común y/o colectivo.

Que se sostiene expropiando la participación del pueblo, reduciendo la democracia al “acto ritual” de poner en voto cada cuatro años, negándole todo poder de decisión al ciudadano(a), al votante; acentuando el traspaso del poder de decisión a cierto mafias, a pequeñas y corrompidas elites políticas que usurpan la representación y lo pervierten todo, y a poderosos e insaciables grupos económicos.

Y Noel vino cuando todo estos males han alcanzado a niveles alarmantes, ha creado situaciones dramáticas, propensas a cualquier tragedia con el menor empujón.

Noel entró al país y encontró a Leonel y a todos sus funcionarios en campaña reeleccionista, pocas horas después de haber coreado “agua bendita para los reformistas”

Encontró a una clase gobernante incapaz de leer partes meteorológicos, incapaz de prevenir nada y de movilizar sus propias estructuras e instituciones, que no sea para promover clientelismos, sobornos, corrupción, reelección, degradación moral, simulación y ambiciones personales.

Con un Comité de Emergencia postrado, sin vínculos con la sociedad. Una Defensa Civil casi de cartón, llena de precariedades, a pesar de la buena voluntad y la dedicación de no pocos de sus trabajadores y funcionarios. Ministros y altas jerarcas dedicados a cualquier cosa, menos a servir a la sociedad.

Con unas Fuerzas Armadas secuestradas y precarizadas por clanes corrompidos asociados a políticos y empresarios de la misma ralea y unos legisladores (as) gustosamente arropados por un sistema de privilegios, corrupción y ascenso personal.

Noel encontró al país sin gobierno y sin Estado apto para defender la sociedad, desprovistos de recursos y planes destinados a prevenir, apoyar y a enseñar al pueblo a protegerse y auto-defenderse.

Y así la tragedia histórica, la deuda social acumulada, posibilitó la tragedia actual: humana, social, económica y emocional. Para empobrecernos más, para matarnos más, para enfermarnos en mayor escala, para atrasarnos más, para destruirnos más.

Pero Noel a la vez puso al desnudo el desgobierno. Encueró la realidad y a sus administradores. Exhibió las lacras y a sus responsables Puso a volar al gobierno y lo dejó como ficción.

La oportunidad es óptima para que el pueblo llene ese vacío, para reconstruir y rearticular redes y poderes sociales, para crear poderes paralelos, capaces de hacer todo lo que un gobierno y un Estado privatizados están imposibilitado de hacer.

Por eso hay empeñarse en que el protagonismo del pueblo intervenga en la búsquedas de soluciones a la catástrofe, de que la iniciativa pase a las comunidades y a la sociedad ya que nada bueno debe esperarse de un sistema y un gobierno fracasados.


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