Condena colectiva a la brutalidad policiaca

Alrededor de 200 personas se lanzaron ayer a las inmediaciones del Cuartel General de la Policía para condenar los actos de abuso de policías contra ciudadanos y fueron muchos los que contaron sus experiencias o las de conocidos.


El detonante de esta expresión ciudadana fue la ejecución de Miguel Cáceres Cruz, ultimado a tiros por el hoy ex policía Javier Pagán Cruz.

Durante una hora se mantuvieron expresando su indignación. Desbordaron su ira.

Gente del residencial Manuel A. Pérez denunció que hay policías que entran a sus viviendas como Pedro por su casa, sin pedir permiso y “como dioses”. Pero dijeron más.

Por ejemplo, un residente que sólo se identificó como “Pito”, guiaba su fourtrack porque es mecánico y lo tenía que probar. La Policía, aseguró, lo tiroteó y todavía lleva una bala en su espalda muy cerca del cordón espinal.

En Villa Cañona, Loíza, la historia parece similar. “Pocholo”, un joven de 25 años, corrió rápido un día de septiembre de 2005. Se fue corriendo cuando vio la patrulla que venía detrás de él a una velocidad que metía miedo. En cuestión de segundos recibió dos disparos, uno de ellos en la cabeza y quedó incrustado en una verja.

“Pocholo” perdió mucha sangre y por eso hoy no puede caminar. No se sabe si algún día lo logre.

En Las Piedras, hace apenas un mes murió Nelson Santiago, “Pitu”, de 21 años. El joven, hijo del policía Nelson Santiago, perdió la vida en una intervención en que testigos lo vieron en el piso y observaron cómo lo “remataron” a tiros.

Y el sábado, la última víctima mortal de la brutalidad policiaca fue Cáceres Cruz, un hombre de 43 años, un padre de familia y un líder comunitario de Humacao.

Esas historias como las de “Pito” y “Pocholo” se multiplicaban durante la manifestación. Dicen que los abusos ocurren en comunidades como Villas del Sol en Toa Baja, el residencial San José en Hato Rey y el Candelaria en Mayagüez.

Personas particulares y representantes de organizaciones como el Frente Socialista, el Movimiento Nacional Hostosiano, Coordinadora Continental Bolivariana, Grito De Los Excluidos, Amigos del Mar, la American Civil Liberties Union, el Proyecto Caribeño de Justicia y Paz, el Partido Independentista Puertorriqueño, entre otros grupos manifestaban: “Policías estatales asesinos…. Queremos tranquilidad, alto a la brutalidad… Policías hacen disparos como si fuera un relajo” Si quieren comer lechon, en el cuartel hay un monton.

Maribel Rivera, tía de “Pitu”, clamó ayer justicia frente al cuartel con una pancarta en la que apuntó a los agentes de la Policía a quienes responsabilizó de la muerte de su sobrino.

“Lo triste de lo que le pasó a Pitu fue que nadie pudo tomar vídeo y que son sólo los testigos que vieron lo que sucedió los que saben que la Policía le disparó. Le hicieron ocho tiros en el cuello, el pecho y los pies”, dijo con dolor.

Ávida Pérez, vecina del barrio Palmer en Río Grande, es una mujer de 46 años que llora la pérdida de su hijo José, quien murió hace tres años, a los 15.

“Mi hijo caminaba por la PR-3 y un tipo lo atropelló, pero ese tipo venía siendo perseguido por unos policías que saben quién es el asesino de mi hijo y todavía no quieren decirlo…. y por encubrir y ocultar la verdad también son asesinos”, dijo la mujer con lágrimas en los ojos.

Puerto Rico los grabará…

Noel Rosado, un empleado gubernamental, llevaba una cámara de cartón en un trípode de mentira. La cámara leía: “Puerto Rico los grabará”.

Rosado exhortó con su cámara a que la gente se compre uno de esos aparatos y lo tenga a mano cuando guíen o si viven en áreas calientes para que así documenten y puedan denunciar, como en el caso de Cáceres, lo que hace la Policía en el país.

“Sé de tantos casos que han puesto drogas en los carros, han hecho registros ilegales, plantado droga que lo que se me ocurre es que la gente tenga cámaras. Imagínate contra cuatro policías grandes uno solo sin nadie de testigo qué puede hacer”, dijo.

Según el historiador y profesor universitario Che Paralitici, el problema de la brutalidad policiaca se remonta a décadas atrás en las luchas obreras y las luchas de los pobres y dijo que hay que abordar el tema con educación sobre lo que son los derechos civiles.

Y con eso coincide Lidia Ester Rivera Sánchez, vecina de Medianía Alta, en Loíza.

“Mi pueblo, al ser un pueblo de negros, ha sido un pueblo marcado por el abuso policiaco, desde los tiempos de Adolfina Villanueva en que para sacarla de su casa y despojarla de lo suyo la mataron”, recalcó Rivera Sánchez, quien enfatizó en la necesidad de educar.

Y no es sólo en Loíza que ocurren estas cosas. Para Fernando Carrillo, quien ha vivido sus 26 años en Manuel A. Pérez, el abuso policiaco es algo de todos los días. Recalcó que la mejor arma que puede tener una persona para salir airoso es documentarlo y no tener miedo de denunciar.

Ayer, la manifestación transcurrió en paz. Pero aun así había varias escuadras de la fuerza de choque en uno de los lados del cuartel.
Fotos por :Jose A. dilan

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