México acusa EU violar la Convención de Viena

AL REPATRIAR INDOCUMENTADA

MEXICO, 20 Ago 2007 (AFP).- El gobierno de México denunció que las autoridades migratorias estadounidenses violaron la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares al negar asistencia consular a la mexicana Elvira Arellano tras su detención en la tarde del domingo en Los Angeles.

La cancillería mexicana lamentó en un comunicado que "la celeridad con la que se instrumentó el proceso de deportación (de Arellano) haya impedido a ese consulado brindar la debida asistencia y protección consular consagradas en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares".

El gobierno de México aseguró que "a pesar de la petición realizada por el Consulado General de México en Los Angeles", al momento de la emisión del boletín (alrededor de las 04H30 GMT, nueve horas después de ser informado de la detención), no había tenido acceso a la connacional detenida.

Según el boletín de la secretaría de Relaciones Exteriores, el consulado general de México en Los Angeles fue informado a las 19H40 GMT del domingo que "Elvira había sido detenida e inmediatamente transportada a la frontera para ser deportada a México".

Arellano se trasladó el pasado sábado a Los Angeles para manifestarse a favor de los inmigrantes sin papeles tras haberse atrincherado durante un año en una iglesia de Chicago para evitar ser deportada y separada de su hijo, de nacionalidad estadounidense.

La cancillería señaló que "ninguna modalidad de detención debe vulnerar los derechos de los detenidos, ni impedir la asistencia consular" y aseguró haber enviado una carta a las autoridades migratoria de EEUU demandando "una explicación sobre cómo se realizó la detención y la manera en que, en su caso, la señora Arellano fue informada de su derecho a la asistencia consular".

Repatriada



LOS ANGELES (AP).- Una indocumentada activista que se refugió durante un año en una iglesia de Chicago para evitar que fuera separada de su hijo ha sido deportada a México, dijo el pastor del templo.

Elvira Arellano fue detenida la tarde del domingo en las afueras de la iglesia de Nuestra Señora de los Angeles en Los Angeles. Horas más tarde fue deportada, dijo Coleman, pastor de la Iglesia Metodista Unida Adalberto que está en Chicago y dio refugio a la mujer.

``Ella fue deportada. Está libre y en Tijuana'', expresó Coleman la noche del domingo. ``Está animada. Lista para continuar la lucha contra la separación de las familias entre ambos lados de la frontera'', dijo el pastor al afirmar que había hablado con Arellano por teléfono. Tijuana colinda con la ciudad de San Diego que está en el sureste de Estados Unidos.

Un mensaje enviado la noche del domingo a funcionarios del Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos en busca de confirmar la declaración no tuvo respuesta de inmediato.

Poco después de la detención, el Servicio de Inmigración y Aduanas anunció en un comunicado que Arellano era ``procesada para enviarla a México con base en una orden de deportación emitida originalmente por un juez federal de inmigración en 1997''.

La cancillería mexicana solicitó, mediante su consulado en Los Angeles, una explicación a las autoridades migratorias de Estados Unidos sobre la manera en que se efectuó la detención y en que habrían informado a Arellano de su derecho a la asistencia consular.

En un comunicado emitido la tarde del domingo, la Secretaría de Relaciones Exteriores lamentó que las autoridades estadounidenses de inmigración hayan realizado el proceso de deportación con tal ``celeridad'' que su consulado no tuvo acceso a Arellano ni oportunidad de ofrecerle la protección estipulada en la Convención de Viena.

La deportación de Arellano ``podría tener implicaciones'' sobre sus derechos humanos pues fue ``obligada a separarse de su menor hijo, de nacionalidad estadounidense'', en un acto ``contrario a los principios de unificación familiar'' previstos en la ``legislación migratoria actual'' de Estados Unidos, consideró la cancillería.

Arellano, de 32 años, se había convertido en un punto de controversia y también en un símbolo de las luchas de padres que son indocumentados desde que se refugió en el templo en Chicago para evitar que fuera separada de su hijo, Saúl, quien nació hace ocho años en Estados Unidos y por lo tanto es ciudadano estadounidense.

El sábado dijo en Los Angeles que no temía ser detenida por los agentes de inmigración. Arellano salió por primera vez de su refugio en el templo de Chicago para participar ese día en una manifestación organizada para exigir una reforma de inmigración,

``Desde el momento en que me refugié, ha existido la posibilidad de que me arresten en el lugar y momento que deseen'', indicó. ``Sólo tengo dos opciones, ir a mi país, México, o quedarme y seguir luchando. Decidí quedarme y pelear''.

Arellano llegó ilegalmente al estado de Washington en 1997. Se le deportó a México poco después, pero regresó y se mudó a Illinois en el 2000, para trabajar lavando platos en el Aeropuerto Internacional O'Hare.

Fue detenida en el 2002, en el aeropuerto, y se le halló culpable de trabajar con una clave falsa de Seguridad Social. Debió entregarse a las autoridades en agosto pasado, pero se refugió desde el 15 de agosto del 2006 en el templo de Chicago para evitar la deportación. Sólo salió de la iglesia para viajar en automóvil a Los Angeles, dijo Coleman.

El pastor consideró que Arellano había logrado llamar la atención sobre su lucha y con eso ``ha tenido una victoria''.

Varios activistas de inmigración anunciaron que realizarán protestas y vigilias para apoyar a Arellano.


``Estamos tristes, pero al mismo tiempo molestos'', dijo Javier Rodríguez, un activista sobre la inmigración que trabajó con Arellano en Chicago. ``¨Cómo se atreven a detener a esta mujer?''.

Grupos que se oponen a la inmigración ilegal consideraron que el arresto debió efectuarse hace mucho tiempo.

``Sólo porque la mujer cobró notoriedad por desafiar a la ley no significa que el gobierno no deba hacer su trabajo'', expresó Ira Mehlman, de la Federación para la Reforma Estadounidense de Inmigración que plantea límites a la inmigración.

Arellano había solicitado en varias ocasiones el cese de las operaciones de las autoridades de inmigración que separan a las familias que tienen unos miembros legales en Estados Unidos y otros ilegales.


Emma Lozano, esposa de Coleman y dirigente en Chicago del grupo pro-inmigración Centro Sin Fronteras, dijo que era la tutora legal del hijo de Arellano. En una conferencia de prensa la tarde del domingo en Los Angeles, Saúl permaneció detrás de Lozano mientras se enjugaba lágrimas.


``El lo está tomando mejor de lo que esperábamos'', indicó Lozano sobre el niño y la separación de su madre.




Lozano dijo que Arellano habló brevemente con su hijo antes de someterse a las autoridades. ``Ella lo tranquilizó, lo abrazó y le dio la bendición''

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