El senador Félix Nova, autor del proyecto de ley para llevar
los restos del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó al Panteón Nacional, dijo
ayer que pese a haber pasado más de tres décadas de la muerte del líder de la
Revolución de Abril de 1965, todavía conserva muchos enemigos vivos que siguen
maniobrando contra su figura.
Nova afirmó que confía en la seriedad y preparación de los
técnicos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) que harán una
prueba de ADN a sus restos, para que finalmente Caamaño Deñó esté donde debería
estar.
Afirmó no era partidario de que se hiciera ningún tipo de
examen, porque la dimensión de la figura de Caamaño es mucho más grande que los
resultados que pueda arrojar un laboratorio. Sin embargo, el legislador dijo
que una gran parte de la familia lo aceptó, y es una decisión que respeta.
El senador expresó que comprende esa decisión, porque
entiende que Caamaño Deñó conserva muchos enemigos vivos que aún siguen
maniobrando contra su figura. “El paso que dimos es un paso de avance y ya
Caamaño tiene un espacio abierto, esperándolo en el Panteón Nacional”, indicó.
Los restos de Caamañó Deñó fueron exhumados de su tumba en
el cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez, para realizarles una prueba
de ADN que determine si corresponden al héroe de la Revolución de Abril de
1965.
El pasado viernes, Claudio Caamañó Grullón, primo de Caamaño
Deñó, también entregó otra parte de su osamenta que había conservado en su
residencia de la comunidad Pizarrete en la provincia Peravia. Caamañó Grullón
dijo que decidió conservar parte de los restos del guerrillero como medida de
prevención porque existía una amenaza de que enemigos de él cometierna un
“desastre” en el templo religioso donde inicialmente fueron guardados.