El Comandante Chávez, desde la lógica del actual modelo de conducción
del proceso revolucionario venezolano –informado por sus médicos de la gravedad
de su recaída- previó el peor de los desenlace y recomendó vehementemente su fórmula
para darle continuidad: elecciones anticipadas (como establece la Constitución ) y
candidatura de Nicolás Maduro, actual vice-presidente.
Es claro que todos/as los/as
que admiramos a Chávez, reconocemos su trascendencia y apreciamos sus aportes,
seguimos desplegando energías y sentimientos vitales en favor de su
recuperación a corto y mediano plazo.
Pero es claro también, que
anunciada la insuficiencia pulmonar post-operatoria que lo afecta -aunque no
necesariamente fatal pero si altamente riesgosa en su situación- debemos
admitir la posibilidad de su inhabilitación para tomar posesión de su cargo en
la fecha indicado o a breve plazo. Y habría que pensar ya en un próximo periodo
constitucional sin Chávez como presidente de Venezuela.
Él lo pensó y lo sugirió
así, situando su propuesta de continuidad del proceso en los términos
señalados.
- Inminencia del relevo presidencial vía nuevos comicios.
Parece que ahora, o un
poquito más tarde, llegará el instante de poner en marcha sus recomendaciones,
sin mayores dilaciones, con el dolor que provoca el hecho de que él esté
físicamente imposibilitado de ocupar la presidencia que volvió a ganar con un
singular despliegue de heroísmo, luchando a contracorriente de su grave
enfermedad, a plena conciencia de riesgos mayores como los que se les han presentado.
Y digo sin mayores
dilaciones, o sin dilaciones mayores, porque el presente venezolano,
paradójicamente, es bueno para volver a triunfar incluso con otra candidatura
que represente la continuidad del proceso; aunque no sin riesgos de una
relativa involución o un perjudicial estancamiento de las transformaciones
emprendidas a consecuencia de mayores indecisiones en la necesaria
radicalización de las mismas y de nuevos déficit frente a los nuevos retos de
este periodo crucial.
No veo además –puedo
equivocarme- la necesidad de postergar por mucho tiempo esta inédita salida
constitucional (recurriendo a la idea de una postergación sensible de la
juramentación del comandante Chávez) en espera de una mejoría, que aun en el
mejor de los casos podría dilatarse demasiado y ofrecer pretextos a la sedición
ultraderechista-imperialista y dejar
atrás el mejor momento para asestarle otra derrota político-electoral
contundente a esas fuerzas.
Solo
si la posibilidad de recuperación es a cortísimo plazo y el pronóstico médico es bueno aun en condiciones de trabajo estresante, tendría
sentido una postergación de la juramentación y un descarte de las nuevas
elecciones.
- La derecha puede y debe ser
derrotada nuevamente.
Aprecio, que pese al
agravamiento de su perversidad, esa oposición contra-revolucionaria está a la
defensiva, con dos derrotas sucesivas trascendentes en su costillar y de frente
a una expansión impetuosa de la solidaridad humana y política hacia el
comandante Chávez, potenciadas por un inmenso sentimiento de compasión y
reconocimiento que brota de la religiosidad popular venezolana.
Considero que si las
elecciones anticipadas venezolanas se realizaran en el cortísimo plazo,
aceptada la inhabilitación por este periodo del presidente Chávez, es muy
posible, casi seguro, que Nicolás Maduro y el pueblo chavista triunfen; lo que a
la vez invalidaría políticamente a ese candidato presidencial de las derechas
para la contienda del 2019.
En esas circunstancias si Chávez sobrevive a
esta gravedad, tendría más espacio para su recuperación y para influir a
mediano plazo, liberado de la pesada carga estatal; algo mucho más difícil de
lograr si se insiste en asignarles las responsabilidades y los trabajos más
tensionantes.
Si no sobrevive –lo que
nadie que valore sus dimensiones humanas y políticas podría desear- el proceso
estaría mucho más impelido, aunque contaría con tiempo para ello, a crear una
dirección colectiva capaz de llenar ese enorme vacío; mientras la conciencia
revolucionaria antiimperialista, anticapitalista y pro-socialista acumulada a
escala nacional, tendría que hacer de contrapeso activo para impedir el estancamiento,
la involución o degradación mayor del PSUV y del Estado; y, sobretodo, para
frustrar la contrarrevolución burguesa-imperialista que se nutre de ellas.
Pondrían ser genuinas las
aspiraciones no centradas en la candidatura de Nicolás Maduro, pueden ser
ciertas o no la competencia al interior del poder chavista, pero de ninguna manera
es oportuno ni útil para el proceso desplegarlas en un momento tan delicado;
como tampoco le veo certeza a una posposición significativa del nuevo momento
electoral.
Ahora Maduro, el PSUV, el
Polo Patriótico y el pueblo chavista-bolivariano -repito- tienen una alta
probabilidad de victoria.
El problema más grave y
preocupante en perspectiva no es ese, aunque ciertamente hay que darle la
respuesta acertada para resolverlo en
favor de la continuidad del proceso bolivariano. Y se puede.
- Otro riesgo
y un desafío de gran envergadura.
Hay otro de mayor envergadura,
sino inminente como éste, de mucha gravedad a corto o mediano plazo.
Me refiero al riesgo de la
involución-degradación interna, de un retraso mayor en el abordamiento de
problemas imperiosos, de la profundización de déficits y situaciones que no
resisten más postergaciones y que exigen respuestas superadoras en este periodo,
para impedir que la amenaza de regresión política se convierta en cruel
realidad.
Es cada vez más evidente que
un freno a la necesaria radicalización, a la profundización del proceso
bolivariano; un bloqueo a la socialización en grande de la economía y del
poder, podría abrirle rutas al retroceso político en favor de EEUU y de las
derechas.
Más aun, una
involución-derechización interna, que distancien al nuevo gobierno del pueblo
chavista y le sirva de caldo de cultivo al crecimiento de la oposición
derechista cara a las próximas elecciones congresuales y cara a las
presidenciales del 2019, sería fatal.
Es preciso reflexionar sobre
esos riesgos y pensar en los antídotos posibles a partir de un nuevo
posicionamiento y un nuevo accionar de las fuerzas revolucionarias que dentro del
gran torrente bolivariano han planteado y están dispuestas a impulsar la
profundización de la revolución; pensar en una nueva dinámica del propio pueblo
enfrentado al gran capital que procura prolongar su existencia, restaurar su
dominio político, arrasar con las grandes conquistas sociales, revertir la
dinámica hacia la segunda independencia y los cambios estructurales producidos
en ese hermano país y en otros del Continente.
- El viraje
necesario propuesto por Chávez.
Es necesario tomar muy en
serio el diagnóstico que recientemente hiciera el propio Comandante Chávez para
fundamentar el SEGUNDO PLAN SOCIALISTA
2013-2019, acompañado de un vigoroso llamado a la crítica y autocrítica;
citado y apuntalado por el intelectual venezolano Carlos Lanz en su brillante
ensayo titulado: EL VIRAJE O ” GOLPE
DE TIMON” COMO PARTE DE LA
LINEA DE NO RETORNO O IRREVERSABILIDAD DE LA TRANSICION SOCIALISTA.
Transcribo las palabras de Chávez referidadas
por Lanz, atención:
“No nos llamemos a engaño: la
formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a
implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa
precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical
supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso,
pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.
…..
“Este es un programa que busca
traspasar “la barrera del no retorno”.
Para explicarlo con Antonio Gramsci,
lo viejo debe terminar de morir definitivamente, para que el nacimiento de lo
nuevo se manifieste en toda su plenitud.
La coherencia de este Programa de
Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el
tránsito hacia el socialismo…”
…:
“Para avanzar hacia
el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas
de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva socialidad desde la vida cotidiana donde
la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de
nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo. Esto pasa por pulverizar completamente
la forma de Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de
sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas
formas de gestión política.”
- Nuevas
postergaciones podrían ser fatales.
En mi opinión la prolongada y previa
dilación de esos pasos abultaron la degeneración burocrática del Estado surgido
de la Constitución
bolivariana en el marco de la
V República hasta llegar al nivel actual, en el que se torna
imperiosa su superación a través de nuevos y profundos cambios estructurales
que posibiliten una refundación institucional en armonía con una expansión del
poder popular capaz de controlar las nuevas formas de gestión pública y de
reducir progresivamente el peso del Estado y el manejo de la renta petrolera y
su relación con el modelo productivo, traspasándolos a la sociedad más allá de
las formidables inversiones realizadas.
Igual pienso que esa realidad ha
determinado la pervivencia del capitalismo
y del rentismo en grados ya inaceptables para avanzar hacia el
socialismo, determinando a la vez la recuperación política de la derecha y su
lento pero progresivo crecimiento electoral, reproducido por su base económica
burguesa de sustentación y las relaciones de propiedad capitalistas
prevalecientes.
Estos próximos años, pues, lucen
decisivos y desafiantes para golpear a fondo la posibilidad del retroceso y
arrancar de raíz las bases materiales y culturales de la contrarrevolución
interna y externa. Pero es evidente que el actual Estado venezolano, más aun
sin la conducción de Chávez, no estaría en condiciones de asumir ese desafío.
El “viraje o golpe de timón” de que nos habla Carlos Lanz en el
referido ensayo, es a mi modo de ver imprescindible en los términos dramáticos
anunciados por Chávez y en dirección a la “invención de nuevas formas de gestión política”. Y esto
requiere no solo de una voluntad política fuerte e influyente, sino de la
entrada en escena de todas las reservas revolucionarias de esa sociedad.
- Perspectivas
inciertas y exigencias desafiantes.
En ese sentido, en el mejor e los casos, hay
que esperar que el pueblo chavista –acompañado de las corrientes políticas
revolucionarias socialistas más consecuentes- sea menos permisivo con su
sucesor que con el propio Chávez, lo que posibilitaría su conversión en factor
más dinámico y presionante de las transformaciones necesarias contenidas en el Segundo Programa Socialista; necesarias
para profundizar el tránsito y minimizar las derechas opositoras sustentadas y
alimentadas por la gran burguesía transnacionalizada.
De todas maneras esa apuesta no es
fácil de desplegar, por lo que es preciso contemplar la posibilidad de
múltiples resistencias que prolonguen el status quo y retracen aun más las
transformaciones “hacia la radical supresión de la lógica del capital” y el “nacimiento de lo nuevo en toda su
plenitud”, y faciliten en consecuencia el viraje a la derecha
y las amenazas francamente contra-revolucionarias.
Esto tendría no solo un costo político
alto para el proceso hacia la revolución emprendido en Venezuela, sino también
para la OLA DE
CAMBIOS que ella contribuyó a catalizar en todo el Continente, como también
para los planes integradores puestos en marcha.
En lo inmediato esto exige, además de
la activación de todos los factores transformadores internos, la recomposición
inmediata del liderazgo colectivo continental de avanzada frente a un eventual
fortalecimiento de la supremacía de las posiciones de Brasil y otros
componentes moderados y frente la contraofensiva imperialista que habrá de
arreciarse, cargando sobre Rafael Correa y Evo Morales mayores responsabilidades desde la parte suramericana del ALBA en tanto
a la necesaria radicalidad antiimperialista.
Exige, sobretodo, relanzar con vigor
las luchas populares y la construcción de alternativas en toda nuestra América.
Mover y remover las bases de la sociedades y debilitar los frenos que imponen
los intereses e Estado.
- Nuevas
luces.
En este nuevo contexto, de todas
maneras no es saludable abrirle un espacio excesivo al escepticismo, pues hay
que esperar que al compás de la agudización de la multi-crisis capitalista,
dentro y fuera de nuestro Continente, se desaten nuevas indignaciones que
faciliten la creación de nuevos sujetos revolucionarios. Esa tendencia está a
la vista a escala mundial, solo que falta una mayor intervención del factor conciencia-organización
anticapitalista a tono con un mayor optimismo basado en la voluntad
de revolucionarlo todo.
En ese plano en nuestra América
sobresale positivamente la nueva situación colombiana, la cual luce cada vez
más esperanzadora en la medida ha crecido la autoridad política de la
insurgencia (FARC-EP, ELN…) en todo el país (y más allá) y emergen nuevos
sujetos activos y nuevos actores políticos y sociales en las crecientes luchas
civiles; acentuando las debilidades y las contradicciones internas del régimen,
hegemonizando el anhelo de una paz justa y digna, prefigurando la conformación
de un contra-poder alternativo mas integral y de una nueva oposición con
perspectivas de avances sustanciales y nuevas victorias. Entre esas fuerzas se
destaca el MOVIMIENTO MARCHA PATRIÓTICA.
Aprecio que un viraje democrático y
hacia la izquierda en Colombia –complejo, duro, difícil, pero posible a mediano
plazo- e incluso avances significativos en esa dirección, podrían convertirse
en un nuevo dínamo de la OLEADA TRANSFORMADORA EN NUESTRO CONTINENTE, por
lo que urge desplegar toda la solidaridad mundial posible -y hasta la
imposible- a su favor.
Cierto: hay grandes dificultades en el
panorama político de nuestra América en lucha por su emancipación definitiva.
Pero no les será fácil a los imperialismos decadentes y en crisis mayor,
especialmente a EEUU, sofocar la rebeldía transformadora y apagar la luz de la
nueva independencia y la nueva democracia camino al nuevo socialismo.
9-01-2013, Santo Domingo, RD.