Intelectuales orgánicos de las motosierras

Motosierras
Cuando las grandes cadenas estadounidenses calificaron de “saqueadores” a los integrantes de la población humilde y negra de New Orleáns, en momentos en que intentaban sobrevivir en medio de la trágica inundación de esa ciudad, escribí un artículo titulado “Me confieso saqueador”.

En esa ocasión me declaré parte inseparable de todas las rebeldías estigmatizadas por la dictadura mediática impuesta por la clase dominante-gobernante de la superpotencia más saqueadora, terrorista, gansteril, racista, xenófoba, ecocida y genocida de la historia de la humanidad.

Ahora, después que el periódico digital panamericano “Diario de América”, al servicio tambien de la derecha colombiana y miembro activo de la dictadura mediática estadounidense, me endilgara el calificativo de “agitador multicarta”, no tengo más remedio que aceptar con orgullo el mote de esta ocasión: me confieso, amigos(as) lectores(as), “agitador multicarta”.

La imposible misión de desacreditarme proviene de los señores Álvaro Uribe y Francisco Santos, presidente y vicepresidente de Colombia respectivamente (para desgracia de ese pueblo hermano), quienes hace unos días, a propósito de mi reciente estancia en Ecuador y de mi paso por el XI Seminario Internacional “Las izquierdas en América Latina: Problemas y Perspectivas”, montaron una sucia comedia ante los medios de comunicación en la que, mezclados con otros propósitos perversos contra organizaciones colombianas y ecuatorianas, me acusaron de ser “cubano nacionalizado dominicano”, “alto dirigente de las FARC” y “expositor de la ponencia” de esa organización política-militar en el referido evento.

Esa acusación fue publicitada en Ecuador por “Teleamazonas”, emporio mediático del multimillonario Fidel Egaz Grijalva, accionista principal del banco más poderoso de ese país, el Banco Pichincha. Fue publicitada e inmediatamente rebatida en mi artículo fechado el 24 de julio, titulado “Las Mentiras de Teleamazonas” y ampliamente difundido a escala internacional.

Reitero que no acepto chantaje ni me avergüenzo de ser solidarizado con la revolución cubana y con las insurgencias revolucionarias, incluidas las encabezadas por organizaciones como las FARC; y ELN. Objeto sí el avieso interés de mentir, deformar y tergiversar con propósitos inconfesados, aunque presumibles, dada la calaña de sus autores.

En esta oportunidad esta variante de la “compañita” lanzada por la alta jerarquía del Estado colombiano, estrechamente vinculada a la CIA y al narco-paramilitarismo, hizo eco en un artículo del señor Eduardo Mackenzie, publicado en ese diario digital el pasado 2 de agosto del 2007 con el titulo “el “Sindicalismo Colombiano a la deriva”.

De él recojo los párrafos más sugerentes:

“Colombia no puede aceptar que dirigentes sindicales le hagan guiños a las organizaciones terroristas. Colombia no puede aceptar que sus sindicalistas asistan a reuniones en el extranjero donde se leen ponencias de las Farc y del Eln.”

“Los activistas sindicales que aceptaron sin chistar que las Farc hicieran presencia y destilaran su propaganda y sus amenazas en el "seminario" sobre la "revolución en Latinoamérica"[1], no son dignos de la confianza de los trabajadores colombianos.”

“Los "dirigentes" en cuestión se dijeron ofuscados ante los justificados reproches del presidente Álvaro Uribe y del viceministro Francisco Santos y rechazaron el lenguaje "belicoso" de éstos. Es el mundo al revés. ¿Los "belicosos" no son acaso quienes asistieron gustosos al seminario de Quito donde se discutió la violenta estrategia fariana de la "combinación de todas las formas de lucha" que tantos muertos ha causado en Colombia?”

“A ese evento asistió un agitador multicarta, muy conocido de los jefes de las Farc. Narciso Isa Conde, dirigente castrista dominicano, hace parte de la dirección de la llamada "coordinadora continental bolivariana", junto con el marxista estadounidense James Petras y el jefe comunista venezolano Jerónimo Carreras. Amigo del separatismo vasco y admirador de Manuel Marulanda, a quien dice haber conocido en San Vicente del Caguán, durante la época de la zona desmilitarizada, Narciso Isa Conde, interlocutor de Iván Márquez, Raúl Reyes y Rodrigo Granda, fue una de las figuras "antiimperialistas" del seminario de Quito”

Mi anterior respuesta a las palabras de Francisco Santo, respaldadas por Uribe y amplificada en Ecuador por “Teleamazonas”, ha obligado a los padrinos de esta compañita mentirosa de baja ralea a replegar ciertos términos.

Yo no soy “cubano”, sino “catrista dominicano”

Yo no soy “alto dirigente de las FARC”, sino “agitador multicarta”, muy conocido de los jefes de las FARC, parte de la “llamada Coordinadora Continental Bolivariana junto con el marxista estadounidense James Petras y el jefe comunista venezolanos Jerónimo Carreras”, “amigo del separatismo vasco, “admirador” de Manuel Marulanda e “interlocutor” de Iván Márquez, Raúl Reyes t Rodrigo Granda.

Ya se van acercando a reconocer una parte de la verdad, aunque con su típico léxico de “guerra fría” y del periodo de la cacería anticomunista, muy propio de la gusanera internacional y del interés de estimular soterrados propósitos criminales.

Lo de “agitador multicarta” es interesante y no me cae mal, porque no solo he sido “interlocutor” –siempre desde una posición no seguidista, desde una clara independencia y desde un marxismo creador y herético- de las personas y corrientes mencionadas, sino tambien del legendario dirigente vietnamita Le Duan, de Dolores Ibarruri (“La Pasionaria), del comandante salvadoreño Schafik Jorge Handal y del destacado intelectual de ese país Guillermo Ungo; de Santiago Carrillo, Erico Berlinguer y George Marchais y otros precursores del eurocomunismo; de Ignacio- Lula- Da Silva, del Comandante Fidel Castro, del Coronel y héroe dominicano Francisco Alberto Caamaño Deñó, del profesor Juan Bosch, del comandante Hugo Chávez, del líder norcoreano Kim Il Sung, del intelectual haitiano Gerard Pierre-Charles, de Heinz Dieterich y de Eduardo Galeano ; Frei Beltto el obispo Casaldáliga y otros teológos de la liberación; de los líderes chilenos Luis Carvalán , Gladys Marín, Clodomiro Almeida y Volodia de Teitelboin; del socialdemócrata dominicano José Francisco Peña Gómez; de los comandantes sandinistas Tomás Borges, Daniel Ortega y Henry Ruiz; de no pocos exjefes de Estado de los países del denominado socialismo real; del gran líder africano Amilcar Cabral y de innumerables dirigentes de las izquierdas, insurgentes y no insurgentes, radicales y moderados, de Colombia, de América y del mundo.

Tambien he tenido que conversar y discutir con no pocos dirigentes de la derecha nacional e internacional, incluidos jefes de Estado y jefes militares y policiales, algunos de ellos sumamente indeseables.

He sido y sigo siendo un revolucionario radical, no en el sentido vulgar del término, sino porque siempre intento ir a la raíz de los problemas, procurando a la vez liberarme de todo dogmatismo y de toda incondicionalidad y/o subordinación político- ideológica.

A los dirigentes de las FARC les expreso mis verdades y en todos los casos me esfuerzo por decirle a cada interlocutor no simplemente lo que le puede ser grato a sus oídos.

De eso pueden dar testimonios los integrantes de la alta dirección cubana, incluyendo el propio Fidel. Y así siempre procedí, expresando divergencias mayores, frente a los dirigentes soviéticos (entre ellos Suvlov y Ponomariov) y tambien ante importantes personalidades políticas de Corea del Norte, China popular y el ex-campo socialista europeo. Recuérdese, entre otras diferencias, nuestra oposición a la intervención militar en Checoslovaquia.

Mis artículos, ensayos, libros, entrevistas, exposiciones, dan cuenta de esa conducta.

Por eso no me disgusta lo de “agitador multicarta”. Si de esto se trata: radicalidad marxista, pero ecuménica. Solidaridad con las causas justas, con todas las rebeldías y todas las liberaciones, sin discriminar modalidades y formas de luchas impuestas por imperiosas circunstancias y específicas condiciones.

Tengo bastante de “marxista”, “leninista”, “troskista”, “maoísta”, “guevarista”, “gramsciano”, “cristiano revolucionario”, “mariateguista”, “allendista”, “tupamarista”, “viet-com”, “indigenista”, “feminista”, anti-adultocéntrico, ambientalista revolucionario…

Pero me esfuerzo en distanciarme del stalinismo, del polpotismo y de cualquier variante del despotismo.

No aspiro a que el presidente y el vicepresidente de Colombia, “Teleamazonas”, el “Diario de América”, o cualquier otra instancia de semejante calaña,se convenzan de estas cosas.

Se muy bien a cuales intereses y a cuales propósitos responden sus elucubraciones y campañas sucias. Eso está fríamente calculado.

Conozco bien a los intelectuales orgánicos de las motosierras, al sicariato colombiano, al narco-paramilitarismo, a la CIA, a terrorismo israelí y al terrorismo de Estado de todas las especies.

Conozco bien lo capaces que son sus representantes de calificar de terrorista y narcoterrorista, de estigmatizar a todo tipo de resistencia (armada y pacífica, civil o militar, legal o ilegal) para ejercer el temor de Estado sin ningún límite y sin el menor escrúpulo.

Son de la escuela de la CIA y el sionismo israelí, discípulos de los autores de las masacres palestinas, iraquí y afgana, socios del pinochetismo y del neofascismo.

A mí no me perdonan lo que he escrito sobre la podredumbre de su poder, sobre los vínculos de Uribe, Santos y Noguera con los legisladores y los capos paramilitares.

No me perdonan la protesta que organizamos a raíz de la presencia de Uribe en ocasión de la farsa de la “Mini- cumbre Contra el Narcotráfico”, realizada hace unos meses aquí en Santo Domingo.

Mucho menos los vínculos históricos y solidarios con el Partido Comunista de Colombia, con la Unión Patriótica, con las FARC, con el ELN y con todas las fuerzas del campo popular y progresista de ese país.

Satanizan para luego asesinar.

Eso lo están haciendo tambien con los dirigentes del Movimiento Popular Democrático del Ecuador y con las organizaciones sindicales de Colombia que visitaron ese Seminario.

El director del Diario de América y su dueño Pablo Kleinman, “enllaves” del Mercurio de Chile y de la Prensa de Nicaragua, está al servicio de esos planes criminales. Forman parte, junto con Uribe y Santos, de los “intelectuales orgánicos de las motosierras”

Su agresividad crece en la medida ha estallado la crisis que lo corroe al gobierno colombiano.¡ Más de 80 legisladores y altos funcionarios uribistas mezclados con los clanes narco-para-militares¡

Noguera, ex-jefe de la agencia de inteligencia DASS, y Francisco Santos, estuvieron -y están- involucrados en planes para asesinar al presidente Chávez y a otros dirigentes revolucionarios venezolanos.

Uribe esta detrás de ellos y la CIA junto a ellos. Santos y Noguera son miembros de esa agencia estadounidense y colaboran estrechamente con la temible agencia de inteligencia israelí. Uribe es hoy el intelectual orgánico más relevante de las tristemente famosas motosierras y de sus crueles operadores.

Ahora, desesperado por lo que le viene encima, quieren hacer extensivos sus planes criminales al Ecuador y contra algunos dirigentes de la Coordinadora Continental Bolivariana, a cuya presidencia colectiva pertenezco.

Sus planes contra la revolución bolivariana de Venezuela son tenebrosos, avanzando la infiltración paramilitar en los estados de Zulia y Táchira, y en Petare.

La bestia herida por el avance incontenible de los movimientos alternativos de Colombia, insurgentes y no insurgentes, afectada además por una infección terminal, se torna cada vez más débil pero tambien mucho más agresiva, al tiempo que crece el intervencionismo militar estadounidense.

Y hay que salirle al frente. Hay que levantar la solidaridad con todas las vertientes de la resistencia y la ofensiva democrática-popular del pueblo Colombiano.

Hay que rechazar y vencer el chantaje con la unidad de todos(as) los (as) que no encontramos en Bolívar, Martí, Luperón, Caamaño y el Che..

Hay que contra-atacar desde el ideal de la nueva Colombia y la paz con dignidad..

El uribismo y el intervencionismo gringo pueden y deben ser derrotados

NOTA: A continuación la reseña de la participación de Uribe en la narco-cumbre en República dominicana, la foto recoge el despliegue del cartel en ocasión de la protesta escenificada en la chancillería dominicana y el texto la denuncia de las complicidades del actual gobierno colombiano con el narco para-militarismo enviada a todos los medios de comunicación del país en esa ocasión.

Participación de Álvaro Uribe Vélez en la mini-cumbre de Santo Domingo. (marzo 2007)

Este 16 marzo se reunen en Santo Domingo, en el salón de actos de la Cancillería Dominicana, los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, René Preval de Haití, Leonel Fernández de República Dominicana, y el secretario general de la OEA José Miguel Isulza, para supuestamente tratar lo relativo al narcotráfico en la región.

De ese cónclave fue excluido, por presiones de la Administración Bush y los halcones de Washington, el comandante Hugo Chávez, presidente de Venezuela, como clara expresión de temor a la verdad y a la honradez

Contrastan con el supuesto propósito de esa “mini-cumbre”, tanto las características del gobierno de Álvaro Uribe Vélez como el reciente escándalo relacionado con las estrechas conexiones narco-paramilitares del presidente colombiano, su equipo de gobierno y los dirigentes de los partidos colombianos que apoyaron su reelección. Esto se suma a las complicidades del gobierno del PLD y Leonel Fernández en el caso del cártel Quirino.

Para que se conozca lo que acontece hoy en Colombia, entrego a los medios de comunicación del país lo datos disponibles que develan la crisis narco-paramilitar-política que arropa la administración de Uribe Vélez, lo que evidencia la doble moral, la hipocresía y el engaño de esta “mini-cumbre” auspiciada por EEUU.


EL CASO URIBE Y LA CRISIS COLOMBIANA

Los resultados de la recién pasada elecciones generales en Colombia, a pesar del inocultable avance de las fuerzas de izquierda y centro- izquierda, fue publicitado por los medios masivos de comunicación y sobre todo por las grandes cadenas internacionales, como la gran victoria reeleccionista de la nueva derecha y de su candidato Álvaro Uribe Vélez. Y esto a su vez fue presentado como la legitimación aplastante de la política de “seguridad democrática”, de los programas neoliberales y de la guerra contra el “narco-terrorismo” implementada por Uribe en el cuatrienio anterior.

Se difundió hasta la saturación el supuesto 60% obtenido por Uribe y se presentó todo aquello como la mayor prueba de lo distante que supuestamente estaba Colombia de la ola de cambios y del auge de las izquierdas en Suramérica.

Este personaje violento aparecía en los grandes medios como la máxima expresión del combate a la violencia, como el gran “pacificador” en progresivo avance y marcha arrolladora, solo que sus balas anti-FARC no eran de plomo sino de baba. Las FARC derrotaron el “Plan Patriota”, vertiente militar del Plan Colombia.

Las entrañas gansterizadas del poder que encabezaba, fueron cuidadosamente ocultadas.

El porcentaje de abstención (superando el 60%) fue silenciado.

La verdadera votación de Uribe, que en verdad no sobrepasó el 27% de los electores inscritos, fue fríamente suplantada por esa cifra espectacular.

El gran fraude implementando a su favor por las bandas paramilitares ni siquiera se conocía, salvo la votación forzada a punta de ametralladora de los capos y sus sicarios en algunas regiones del país.

Pero todo aquel falso ropaje no tardó en desgarrarse al compás del destape y desarrollo de una crisis narco-para-política que va configurando una especie de crisis de gobernabilidad.

Las pruebas dando cuentas de los fraudes electorales, de los financiamientos sucios de la campaña de Uribe, de las cuotas de candidaturas auspiciadas por los paramilitares, de la penetración de éstos y la narco-política en el Congreso de la República y en la administración de Uribe, tomaron vuelo en los meses posteriores a las elecciones.

Y poco a poco la madeja fue desatándose con todas sus malos olores, hasta convertirse en una crisis narco-para-política, es decir, en la eclosión de las evidencias delictivas de un gobierno compartido por la oligarquía y la partidocracia con masacradores, asesinos, bandas mafiosas, y cárteles de la droga.

El presidente Uribe adoptó la táctica de desligarse de cada escándalo, protegiendo en la mayor medida posible a una parte de sus socios involucrado; mientras los más afectados terminaron dando declaraciones altamente comprometedoras, que apuntaban y apuntan hacia el corazón y el centro del gobierno.

Salvatore Macuso, conocido capo del para-militarismo, confesó que el 35% de los(as) integrantes del Congreso Nacional son personas que le responden a esas bandas.

Los congresistas Araujo, Pimiento, García Maloff, Vives y Caballero –todos altos dirigentes de los partidos y grupos del proyecto de la nueva derecha (Partido U, Cambio Radical, Alas Colombia, Colombia Democrática) que apoya al presidente Uribe- han tenido que ser procesados judicialmente.

El legislador Araujo, como su hermana, la tristemente famosa cancillera Conchis Araujo, fueron evidenciados por esas denuncias como productos de la cuota concedida por Uribe a nivel de Congreso y del gobierno central al conocido capo Jorge 40.

A su vez Jorge 40, estrechamente vinculado a Jorge Noguera, jefe de inteligencia del gobierno (Director del DAS) y enlace entre el Palacio Nariño y el propio Álvaro Uribe con las redes de bandas narco-paramilitares, han sido acusados, con innumerables pruebas, de montar los fraudes electorales en favor de la reelección y de desplegar el terror paramilitar y la represión militar para lograr votaciones forzadas.

Escenas como la del general Rito Alejo de Río, ejecutando junto a los paramilitares, ametralladora, a los campesinos de Salaquí Norte y el Chocó, han salido a la luz pública estremeciendo la sociedad colombiana.

Los carteles-bandas de Jorge 40 y Hernán Giraldo trabajaron directamente con Jorge Noguera y el DAS, quien además fue acusado por el gobierno revolucionario de Venezuela de organizar un atentado contra Chávez, sin ninguna reacción posterior de la parte colombiana.

Cuando las denuncias de asesinatos y corrupción hicieron insostenible la presencia de Noguera en tan delicadas funciones, Uribe intentó protegerlo enviándolo de Cónsul a Milán, Italia; pero recientemente ha sido sometido a los tribunales, acusado nada más y nada menos que de “concierto para delinquir” y “homicidio agravado”

Los gobernadores Hernando Molina del César y Trino Luna del Magdalena, ambos íntimos colaboradores de Uribe, han sido indicados como personeros políticos de las bandas para-militares.

La caída de Noguera no ha dejado dudas sobre la estrecha vinculación de Uribe con el narco-poder y los “paracos” (para-militares colombianos).

El Palacio Nariño y el Congreso, según las confesiones del capo Macuso y de otros acusados, han sido prácticamente tomado por el narco. Las denuncias de robos al presupuesto, masacres “moto-sierra en manos”, fraudes y sobornos practicados con la anuencia y protección de altos personeros civiles y militares del uribismo, se suceden una tras otras; agregándose al descubrimiento de 4 mil fosas comunes llenas de víctimas del para-militarismo, a los ahogados en el rió Magdalena y a los 150 mil apresados durante su primera administración.

Y esto se ha producido en una sociedad cada vez más empobrecida y desprotegida, sometida a una ineficaz política de seguridad y de guerra que se traga gran parte del presupuesto nacional, sufriendo la consecuencia de la carestía y el desempleo en gran escala, y amenazada gran parte de su producción nacional por la imposición del TLC.

La percepción de Uribe como un presidente narco, paraco, ilegítimo, obstructor de la paz anhelada, reticente a los diálogos destinados a solucionar conflictos, resistente al intercambio humanitario de prisioneros, fantoche, fanfarrón, mentiroso…es cada vez mayor en la sociedad colombiana.

Los votos de su reelección han sido triturados por estos hechos demoledores y amplios sectores políticos y sociales están demandando la renuncia de Uribe y la convocatoria de elecciones anticipadas.

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