El mejor entrelos buenos

Por Emma valentina cordova aguirre

"Seamos realistas y hagamos lo imposible"... y lo hizo. Este 8 de octubre se cumplen 40 años de la caída de uno de los hombres mas grandes de este siglo, de un hombre soñador y temperamental que apostó todo cuanto tenía por una causa que nadie creía posible: la libertad de una América latina unida, solidaria e igualitaria.

Comandante no solo de una tropa cubana en la guerra de guerrillas, el comandante de todos los que soñamos y nos aferramos a la libertad, que como Él bien dijo "...tiene color de sangre y esta henchida de sacrificio" y es un intercambio que sabemos real y justo, por que la libertad de nuestros hijos, y de sus hijos a su vez no tiene precio, y el sabernos orgullosos de pagarlo es un legado moral que le debemos al Che. Al Ernesto Argentino que dejó de serlo desde muy joven para ser el Ernesto Latinoamericano, el Ernesto que hubiese dado la vida (y la dio) en aras de la libertad de un país que no era el suyo, pero que pertenecía a su tan querida América, Él lo prometió, y no dudó un segundo en cumplirlo, por que al contrario de lo que muchos creen Ernesto Guevara de la Serna si fue hombre de una sola pieza.

El Ernesto que albergaba muchos Ernestos, muchos "Ches": el hijo, el hermano, el estudiante, el medico, el amigo, el revolucionario, el comandante, el amante, el padre, el esposo, el ícono, el ajedrecista, el intelectual, el buen escritor, el duro, el rebelde, el de sangre fría, el amado ... mil Ernestos en uno solo, mil Ernestos regidos todos por la misma dominación casi religiosa con la que aprendió a sujetar su debilidad, mil Ernestos todos tan imperfectos como lo somos todos los mortales, pero en un proceso constante de renovación y perfeccionamiento.

Y el Ernesto niño fue uno marcado por una enfermedad que le mermaba la salud día a día, que lo obligó a verse cara a cara con la muerte mas de una vez, el niño que compenso la debilidad de sus pulmones ejercitando su cerebro, jugando ajedrez , aprendiendo, entendiendo y reflexionando lo que leía y al paso de los años de ese niño emergió el Ernesto joven con su incansable curiosidad de saber más, de conocer, de viajar, con sus ganas de ayudar ya fuera en un leprosario o en un hospital, con su aprender diario de la gente que lo rodeaba, del aprender a adaptarse a las circunstancias , del saber que si “No hay café para todos no hay para nadie”. El Ernesto adulto dejó de ser Ernesto para pasar simplemente a ser el Che. El comandante venerado por el pueblo cubano y amado por todos los que sabemos quien fue y reconocemos su esencia en cada una de las inteligentísimas palabras que dejo escritas como testimonio fiel de su grandeza.

Fue el líder tras el líder, y no por eso demeritó nunca su entrega, su audacia ni su valor. Tal vez sea cierto que no tuvo madera de político y esa es parte de la mística que lo envuelve, jamás negó sus ideas, su origen comunista; tampoco negoció sus objetivos con el fin de lucrar. No tuvo más bienes materiales de los que poseyeron los hombres a su cargo , los escuchó y se preocupo por sus necesidades en medida que su condición de hombre al frente se lo permitía, los conoció a cada uno como individuos, como compañeros de causa, no solo como números de diferencia entre una vanguardia y otra.

El Che cruel y asesino que nos quieren pintar, no es tal, pues fue un comandante preocupado por su tropa , por sus amigos, por sus hijos, por su esposa, pero de un modo poco convencional , un modo que su calidad de hombre excepcional le dictaba, se preocupaba por sus queridos , pero sin ponerlos delante de el pueblo en general, sin darles mas privilegios , sin procurarles más beneficios que el saber, del mismo modo que todos lo sabían, que Él en persona, estaba luchando por la paz y la libertad que se les había arrebatado desde hacía siglos, luchando él en vanguardia, no tras un escritorio y huyendo de un lado a otro, no mandando gente a hacer lo que el reconocía como su obligación, jugarse el pellejo por lo que creía justo era su principal tarea en esta vida, una difícil tarea que el mismo se encomendó : mas loable todavía.

¿Quién mató al che? Nadie lo mató por que sigue vivo en cada espíritu que posee la semilla revolucionaria, no lo mataron por que lo nombramos con el mismo fervor con el que se habla de un vivo, sigue vivo por que le queremos, por que le respetamos, por que sabemos que si su ser físico estuviera aun en este mundo, seguiría contribuyendo a hacer de el un sitio mejor, un sitio mas justo, menos imperfecto. Nos quitaron su presencia por que muchos no pudieron concebir un espíritu tan incorruptible, por que para los tiranos el peor enemigo es aquel al que el pueblo ama, respeta y sigue, aquel que predica con el ejemplo.

Se cumplen 40 años de que le arrebataron a traición un gran hombre al mundo, y sin embargo jamás se extinguirá la pasión que arde en los corazones de todos los que buscamos nuestra libertad , por que la llama que encendió nuestro comandante, nuestro Ernesto, nuestro che, no se apagara nunca mientras haya alguien que recuerde que hubo una vez un hombre que estuvo dispuesto a entregar su vida por la liberación de un pequeño país de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie.


Hasta la victoria siempre comandante. Fuiste el mejor entre los buenos

No hay comentarios: