Los organizadores de la visita del mandatario al estadio aparentemente no se percataron que la silla en que sentó junto a su esposa Margarita Cedeño de Fernández ya pertenecía a un fanático.
El jefe de Estado fue invitado para que lanzara la primera bola en el partido, pero no se tomaron las previsiones de donde estaría sentado.
El fanático que no pudo ser identificado llego al área con su esposa y dos personas más y exigió su silla y se observó a Fernández explicarle que ignoraba que ese asiento le pertenecía.
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